05-01-2013 A 40 años del Tornado que destruyó parte de San Justo
El día que resucitó el hijo de Antonia
Este jueves 10 de enero se cumplirán 40 años del tornado y tambien de esta historia "El Bebe del Tornado"
Todos felices. Alejandro Agustín Cañete (antes Víctor Hugo Sánchez), Cristian Chapelet y Antonia Cañete en la puerta del Canal América, Barrio de San Cristóbal, Capital Federal. Era el 10 de Enero de 1993, se cumplían 20 años del Tornado. Hacía pocos minu Foto: Archivo Cristian Chapelet
En nuestro país, tierra de historias, mitos y leyendas, muchas familias creían que el séptimo hijo varón se convertía en lobizón en cada luna llena.
Por eso muchos matrimonios dejaban de encargar bebés cuando nacía el sexto hijo varón, en una nación que tenía mucho territorio y muy poca población.
Como había que “poblar la Argentina” fue que el presidente Hipólito Irigoyen hizo la ley por la cual el séptimo hijo varón se convertía en ahijado presidencial.
Esa iniciativa caló muy hondo en la población, a punto tal que proliferaron las familias numerosas y en muchos casos al séptimo hijo le ponían el nombre del presidente de turno.
Por eso Antonia Cañete, siguiendo esa tradición, le puso Alejandro Agustín (el presidente era Alejandro Agustín Lanuse) a su séptimo hijo varón nacido en 1972 en el Hospital de San Justo.
Tuvo a su nuevo hijo el mismo día que su compañero y padre del pequeño, la abandonaría con el resto de la prole.
Por eso debió afrontar sola la carga de su familia de pequeños inocentes y en los primeros días de aquel año de 1973 debió dejar al bebé en casa de una amiga para ir a la cosecha del algodón.
Cuando volvió en tren era el mes de septiembre de ese mismo año y caminó lentamente desde la Estación hasta la zona oeste de la ciudad a buscar a su niño.
Pero la casa de su amiga ya no estaba, en su caminar cansino fue encontrando escombros y desolación. No sabía lo que había pasado ya que trabajó duro todos esos meses y ni una radio había cerca para enterarse lo que había pasado en su ciudad.
Clara Castillo, la amiga a la que Antonia había encargado el niño, se había mudado a casa de otros parientes en el Barrio Reyes.
Hasta allí llegó Antonia, se reencontró con su amiga y le contaron del tornado, de la fuerza del viento, de la destrucción y de las muertes.
También le contaron que su bebé había muerto aplastado por la casa que se derrumbó aquella fatídica y calurosa siesta del 10 de Enero.
Desde aquel entonces y hasta la década de 1990 Antonia soportó ese dolor en el corazón, llevando flores al cementerio en cada cumpleaños de su pequeño muerto.
Pero un día, cuando su amiga volvió de visitar parientes en Buenos Aires, vino a darle la noticia más esperada.
“Antonia, tu hijo está en la televisión. Lo vi en el programa de América Gente que busca gente. Es él, no me puedo equivocar. Tiene tu cara”.
A Antonia le pasaron mil cosas por la cabeza en un solo instante y lo primero que atinó a hacer fue llegarse hasta Radio Departamental.
Aquella tarde yo estaba haciendo mi programa El Magazinne de la Tarde y llegó Antonia, que quería hablar conmigo.
Ya nos conocíamos porque ella era mucama en la casa de Doña Lidia, la mamá del Dr. Pedro Neme. Me contó la historia, entre lágrimas y sonrisas, y me pidió que la ayudara.
Esa misma tarde vi el programa que se emitía de 19 a 20 y, entre otras historias, Franco Bagnatto presentó al muchacho.
“Este es Víctor Hugo Sánchez, que quiere reencontrarse con su papá que se llama Hipólito Sánchez, un hachero de la zona de Soledad que sobrevivió al tornado de San Justo”.
Llamé a la producción del canal, trámite no muy fácil y los convencí de que el muchacho no era quien decía llamarse y que su verdadera madre vivía en San Justo.
A las pocas semanas un incrédulo equipo del programa llegó a nuestra ciudad, me entrevistaron y les conté la historia de Antonia.
“No puede ser, me decía el periodista, él busca al padre. Esta mujer debe estar confundida, no debe ser la mamá”.
“Esperá a verla, le dije, en unos minutos va a atravesar ese patio (de la radio) y cuando la veas te vas a dar cuenta de todo”.
Efectivamente cuando llegó Antonia y le vió las facciones del rostro, entre nervios de emoción me dijo: “si, es ella”.
Resulta que ese día, el 10 de Enero de 1973 en casa de Clara Castillo, además de ella, estaban su hija, el bebé de Antonia y además una familia amiga de Soledad que había venido a hacer unos trámites. Eran Hipólito Sánchez, su mujer y su bebé de 6 meses.
Cuando el tornado pasó murieron la hija de Clara, la mujer y el bebé de Sánchez.
El otro bebé, el de Antonia, se hizo famoso en todo el mundo porque el viento lo arrancó de su cuna hasta la terraza de la familia Albizatti. Su foto fue portada de varios diarios y revistas que lo apodaron “El bebé del Tornado”.
Allí fue rescatado en pañales y sin ningún rasguño, pero sin saber quién era lo derivaron a la vieja Casa Cuna de Santa Fe.
En ese lugar estuvo unos meses hasta que Hipólito Sánchez, por error o por despecho, usando los documentos de su hijo muerto lo retiró como suyo.
Se lo dieron, vino a San Justo a trabajar a una ladrillería y al poco tiempo el pequeño volvió a la Casa Cuna por problemas de desnutrición y falta de higiene.
Le aconsejaron al hombre que lo dejara allí o que lo diera en adopción. Fue entonces que una enfermera de nombre Mercedes decidió adoptarlo (o comprarlo, nunca se supo).
Se lo llevó a Buenos Aires junto a su futuro esposo bonaerense, afincándose todos en Quilmes.
Lo criaron y educaron muy bien, hasta que un día, estando de pesca el hijo con el padre, éste, desinhibido por el alcohol que había tomado, le reveló al muchacho la historia que sabía como cierta.
Le dijo que era adoptado, que se llamaba Víctor Hugo Sánchez y que su papá era Hipólito Sánchez.
Por eso, en busca de su verdadera identidad, es que se presentó en el programa de televisión.
La producción de Gente que busca gente localizó a Hipólito Sánchez, viejo y enfermo en Villa Ramallo, provincia de Buenos Aires.
No quiso saber mucho del tema, se desentendió con evasivas y no atendió muy bien a los cronistas.
En tanto avanzaba la idea de que Antonia era la posible madre y se consiguió que viajara a Buenos Aires para hacerse una extracción de sangre para el examen de ADN.
Todas las tares ella pasaba y me decía: “Don Cristian, hay alguna novedad de Buenos Aires”.
Hasta que un día la esperé en la vereda, ella apareció y al verme supo que algo pasaba. “Me llamaron del programa, le dije, tenemos que viajar porque hay que hacer el examen de nuevo porque el otro salió mal”.
Era una mentira blanca que el productor Guillermo Muriel me pidió que le dijera a ella, el examen de ADN había dado positivo, ella era la mamá del pibe, pero no había que romper la ilusión. Cosas del rating, que le dicen.
Así que con Antonia y un hijo de ella viajamos a la Capital Federal, nos esperaron en Retiro y nos escoltaron hasta un hotel del Barrio de San Cristóbal.
Ella estaba nerviosa y de ves en cuando se enojaba diciendo “cómo van a salir mal los exámenes, estos están como los médicos de allá parece”.
Pero finalmente el viernes 10 de Enero de 1993, justo cuando se cumplían 20 años del tornado estábamos en televisión.
Yo, sentado en una de las mesas con las médicas genetistas que hicieron el examen de ADN.
Y Antonia detrás de cámaras, esperando el momento de entrar, sin saber bien qué es lo que pasaba.
Franco Bagnatto se me acercó para preguntarme cómo había caído la noticia del caso en nuestra ciudad.
Le dije que acá estaba todo el pueblo revolucionado, pero que ese día, precisamente ese día, era una jornada de tristeza para la ciudad ya que muchas familias recordaban a sus seres queridos, vecinos y amigos trágicamente muertos.
Él me agradeció el aporte realizado para que el caso tuviera una definición, ciertamente inesperada pero feliz.
Después, frente al muchacho que estaba sentado en un sillón en otro lugar del set, el conductor le dio la noticia del resultado de ADN.
Le dijo que había dado positivo, que Hipólito Sánchez no era su padre, pero que su madre estaba viva y era nuestra Antonia, de San Justo.
Todo fue llanto y emoción, aún me parece verla a Antonia caminar despacio desde la oscuridad hasta las luces que iluminaban la escenografía.
Y ese abrazo eterno, mil noches esperado, con su hijo que creía muerto, con su hijo al que tantas veces lloró.
Estaba ahí, frente a ella, escuchando por primera vez la voz de su madre que le decía: “Te busqué mucho, te busqué mucho hijo querido”.
Todo lo demás es historia conocida, cuando Alejandro Agustín Cañete, antes Víctor Hugo Sánchez, llegó a la ciudad para conocer a su otra familia.
Yo nací el 24 de Abril de 1971 y tenía apenas 2 años cuando sucedió el Tornado, pero el destino quiso que fuera de alguna manera protagonista al ayudar a develar uno de los misterios más increíbles que dejó el Tornado del ’73.
Por eso le puse este título a esta historia, porque ese 10 de Enero de 1993 si dudas fue el “Día que resucitó el hijo de Antonia”.
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